Hace un momento estaba leyendo en una revista Watchtower (nov/2011) algo muy interesante. Resulta que en el libro bíblico de Daniel se registran las palabras del antiguo rey Nabucodonosor mencionadas arriba.
Y es aquí donde cabe la pregunta: ¿era tan grandiosa la ciudad como él decía? Ciertamente a Nabucodonosor se le atribuyen grandes obras de construcción en Babilonia: templos, palacios, las murallas de la ciudad y unos espléndidos jardines colgantes. El principal templo, llamado Etemenanki, (templo de la creación del cielo y la tierra) ubicado en el centro de la ciudad, era un zígurat de más de 70 metros de altura.
Sin embargo, de acuerdo con el libro Babylon – City of Wonders, «los mayores logros de Nabucodonosor fueron la Vía Procesional y la Puerta de Istar«. LaVía Procesional, cuyos muros estaban adornados con leones en relieve, conducía a la Puerta de Istar y seguía más allá. El libro describe lo impresionante que era dicha puerta «la más grandiosa de las entradas de Babilonia» de la siguiente manera: «Revestida de ladrillos esmaltados de color azul intenso y adornada con cientos de filas de toros y dragones en relieve, la visión deía resultar inolvidable para los que llegaban a la capital».
A principios del siglo XX se desenterraron miles de fragmentos de la Vía Procesional y la Puerta de Istar. Con muchos de ellos se hizo la reconstrucción que hoy alberga el Museo de Pérgamo, ubicado en Berlín Alemania.